Son gastos recurrentes que pasan desapercibidos. Por lo general, no forman parte de tu lista de gastos mensuales o anuales, por lo que pueden pillarte por sorpresa.
Algunos ejemplos son las suscripciones a servicios que no utilizas, las tarifas de suministro que pueden sustituirse por otras con precios más competitivos o las averías y reparaciones de electrodomésticos, ordenadores, coches, etc.
Para evitarlos o reducirlos, primero debes analizar tus gastos e identificarlos. Establece metas de ahorro que te motiven a borrarlos de tu cuenta bancaria para que no afecten a tus finanzas personales.
Existen algunas diferencias entre los gastos hormiga y los gastos vampiro: los primeros son gastos pequeños, evitables y ocasionales, mientras que los segundos son fijos, de cuantías más elevadas y no siempre son evitables.
Los gastos vampiro son esos gastos recurrentes que pasan desapercibidos, es decir, no se detectan fácilmente y ni siquiera están en tu lista de gastos fijos. Además, tienen un gran impacto en tu capacidad de ahorro y en tus finanzas personales porque se llevan una parte de tus ingresos cada cierto tiempo.
Por suerte, si aprendes a identificarlos, puedes reducirlos para que no afecten a tus finanzas. Si algunos no puedes eliminarlos, al menos podrás saber cuándo vas a tenerlos para poder organizar mejor tu presupuesto mensual o anual.
Las características principales de los gastos vampiro son:
Son gastos fijos, por tanto, los tienes cada cierto tiempo, aunque no sueles ser consciente de ello.
Algunos son necesarios, es decir, no los puedes eludir porque no son un capricho. Otros sí puedes evitarlos.
No forman parte de tu presupuesto mensual o anual, por ende, llegan prácticamente por sorpresa o pasan desapercibidos.
Por ejemplo, ese grifo de casa que siempre está goteando y que hace que la factura del agua aumente es un gasto vampiro que puedes evitar. Del mismo modo, todos esos servicios que tienes contratados, como el pago mensual del gimnasio o el pago anual de las plataformas de streaming, son pagos que puedes reducir, o eliminar si no los utilizas. Otro ejemplo sería tener contratadas tarifas de suministro innecesarias cuando puedes tener alternativas por un coste más bajo.
Por otro lado, algunos ejemplos de gastos vampiro que no puedes eliminar son la revisión del gas o de los electrodomésticos cada cierto tiempo (e incluso comprar nuevos si se estropean y no hay solución). Lo mismo ocurre con las averías y reparaciones de tus aparatos tecnológicos de uso personal, como el móvil y el ordenador, o del coche.
Como ya hemos mencionado, no todos los gastos vampiro se pueden evitar. Afortunadamente, algunos sí se pueden eliminar por completo y otros, al menos, reducir. A continuación puedes ver algunos consejos que te ayudarán a disminuir el impacto de estos gastos recurrentes en tus finanzas personales:
Revisa los gastos que tienes y selecciona los que pueden encajar con los ejemplos que hemos visto: suscripción a gimnasios, servicios varios, revisiones periódicas de electrodomésticos, etc. De esta forma, podrás identificar todos o algunos de estos gastos para añadirlos a tu presupuesto.
Una vez los tengas identificados, deshazte de los que consideres prescindibles. Por ejemplo, esa suscripción a un canal de pago que nunca utilizas.
Busca alternativas cuando sea posible. Un buen ejemplo son los gastos de suministro. Muchas veces las empresas de agua, electricidad y gas ofrecen ofertas que puedes contratar. ¿Por qué no echas un vistazo a sus páginas web? Igual encuentras tarifas más baratas que se ajustan a tus necesidades.
Establece metas de ahorro que te motiven a reducirlos. Puedes utilizar métodos de ahorro como el método SMART. Haz un seguimiento de tus gastos e ingresos para comprobar que estás consiguiendo tus metas de ahorro. De no ser así, vuelve a revisar tus gastos y si es posible, deshazte de uno o dos que no hayas eliminado antes (tal vez puedas añadir alguno a la lista de gastos prescindibles).
Cuando hayas reducido tus gastos vampiro y mejorado tu capacidad de ahorro, puedes contratar productos de ahorro para obtener una rentabilidad con tu capital.
Las principales diferencias entre los gastos hormiga y los gastos vampiro son las siguientes:
Montante: los gastos hormiga son gastos pequeños, por ejemplo, 5 euros que te gastas en algún capricho cuando vas al supermercado y compras un producto porque no puedes resistir la tentación. Si sumas todos tus gastos hormiga, puedes llevarte una sorpresa con el coste total. En cambio, los gastos vampiro los notas en tu cuenta bancaria, aunque solo tengas uno, porque tienen un coste más elevado.
Necesidad: Por lo general, los gastos hormiga son gastos que puedes evitar porque no los necesitas, como esa camiseta que te compras casi por aburrimiento después de un par de horas mirando ropa por Internet. Con los gastos vampiro puede pasar lo contrario: no los puedes evitar porque son necesarios, como arreglar el frigorífico cuando se estropea o pasar la revisión del gas. Por tanto, los gastos hormiga son evitables, pero los gastos vampiro no siempre se pueden evitar.
Frecuencia: los gastos hormiga no son fijos, pero los gastos vampiro sí, aunque no seas consciente de ello. Volviendo al ejemplo anterior, cualquier frigorífico debe arreglarse o sustituirse cada cierto tiempo porque este electrodoméstico no dura para siempre.
¿Quieres ahorrar más por si tienes algún gasto vampiro? Descubre el método de ahorro de los sobres.