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Si estás pensando en contratar un seguro de vida y quieres entender mejor cómo funciona, qué cubre y los tipos de seguros de vida que hay, has llegado al lugar indicado. En este artículo te contamos todo lo que debes saber sobre este tipo de seguro de ahorro pensado para tus familiares. ¡Sigue leyendo!
Es un tipo de seguro de ahorro en el que el asegurado paga una prima única o varias primas periódicas para obtener una cobertura en caso de fallecimiento, invalidez o enfermedad grave. También sirve para tener servicios médicos y cubrir accidentes de tráfico.
Si el asegurado fallece o tiene una incapacidad o enfermedad grave, los beneficiarios de la póliza reciben una cantidad de dinero previamente pactada. Esta indemnización depende de las coberturas y condiciones establecidas en el contrato.
Tiene cuatro agentes: el tomador; el asegurado, que suele ser el tomador; la aseguradora; y el beneficiario o beneficiarios.
Existen los siguientes tipos: seguro de vida riesgo, seguro de vida entero, seguro de vida temporal y seguro de vida ahorro.
Un seguro de vida es un tipo de seguro de ahorro en el que el titular paga unas primas periódicas o una prima única a una aseguradora para tener una cobertura en caso de fallecimiento, invalidez o enfermedad grave. Por lo general, las primas dependen de varios factores como la edad, el estado de salud del titular, las coberturas pactadas y la indemnización.
Es decir, en caso de fallecimiento o incapacidad del titular, los beneficiarios de la póliza reciben una cantidad de dinero previamente acordada en concepto de indemnización. Por tanto, es una protección o garantía económica para los seres queridos del titular.
Un seguro de vida funciona como cualquier otro seguro de ahorro. El titular y la aseguradora firman un contrato en el que se detallan las condiciones: la prima o primas y los pagos (si es una prima única o primas con una cuota periódica) y la indemnización que recibirán los beneficiarios de la póliza.
Cuando el asegurado paga la póliza, la aseguradora se compromete a cumplir con lo acordado en el contrato. Esto es, en caso de fallecimiento o incapacidad, los beneficiarios deben recibir la indemnización que se especifica en el contrato según las coberturas contratadas.
Los contratos de los seguros de vida tienen cuatro agentes: el tomador, la persona que lo contrata; el asegurado, la persona que queda cubierta (normalmente el tomador); la aseguradora, la empresa que ofrece el seguro de vida; y el beneficiario o beneficiarios, la persona o personas que reciben la indemnización.
Un seguro de vida puede tener varias coberturas, y siempre se especifican en el contrato. Ten en cuenta que pueden variar, por lo que es importante que las revises para poder elegir el que más se adapte a tus necesidades.
Si quieres saber qué cubre un seguro de vida, aquí puedes ver las coberturas más habituales:
Estos son los tipos de seguros de vida que puedes contratar:
Si quieres contratar un seguro de vida, lo primero que debes preguntarte es qué deseas obtener con él. ¿Ayudar a tus familiares económicamente cuando fallezcas? ¿Estar cubierto en caso de invalidez o fallecimiento pero contar a la vez con un plan de ahorro? Responder a estas preguntas te permitirá contratar el seguro de vida más acertado. Por otro lado, debes tener en cuenta que el capital garantizado es el monto que recibirán tus beneficiarios, y a mayor cantidad asegurada, más alta será la prima única o el coste total de todas las primas.
Los requisitos para contratar este tipo de seguro de ahorro también varían. Por lo general, establecen una edad mínima y máxima de contratación, que suele ser desde los 18 y hasta los 65 o 70 años. Además, el asegurado debe pasar un examen médico que determine el riesgo y sus posibilidades de fallecimiento prematuro, así como su estado de salud.
Por último, desde Raisin queremos recordarte que debes leer siempre la letra pequeña, tanto en productos de ahorro como los depósitos a plazo fijo, como en productos para invertir como los fondos de inversión. Los seguros de vida, como producto de ahorro a largo plazo, no son una excepción. Asegúrate de leer la letra pequeña y cerciorarte de las condiciones del producto que contrates.