¿Quieres contratar un depósito estructurado pero no terminas de entender lo que es? ¿Buscas un depósito bancario pero no te importaría asumir un riesgo más alto para poder obtener más ganancias? En este artículo te explicamos los depósitos estructurados, un producto que une depósitos e inversión, y analizamos las diferencias que tienen con los depósitos a plazo fijo.
Un depósito estructurado es un tipo de depósito con un plazo de vencimiento y una rentabilidad que depende de la evolución de uno o más índices bursátiles o de la cotización de acciones, materias primas u otros activos subyacentes. En otras palabras, es un producto de renta variable que combina los depósitos bancarios y los productos de inversión.
Consecuentemente, los depósitos estructurados suelen estar dirigidos a inversores con un perfil de riesgo medio-alto, como el inversor moderado o el inversor agresivo, que busca poder obtener una rentabilidad más alta aunque eso implique asumir cierto riesgo.
Estos son los elementos que debes analizar a la hora de contratar un depósito estructurado:
Rentabilidad: el aspecto más importante que debes valorar es su rentabilidad. Como ya hemos indicado, es un producto de renta variable, por lo que las ganancias dependen de la evolución de los activos. Es recomendable buscar uno que ofrezca una rentabilidad mínima, ya que si los activos no evolucionan como esperabas, puede que no obtengas ningún beneficio.
Plazo de vencimiento: los depósitos estructurados son productos a medio y largo plazo, es decir, de más de un año. Recuerda que no podrás acceder a tu dinero durante el tiempo que dure el contrato, por lo que debes estar seguro de que no vas a necesitarlo.
Garantía de devolución del capital: asegúrate de que te garantice la recuperación de todo tu capital. De no ser así, si la inversión no cumple con tus expectativas, además de no obtener un beneficio, puedes perder el dinero que has invertido.
Activos de inversión: como hemos visto, es un producto de ahorro e inversión. Por tanto, debes fijarte en los activos financieros o índices que están vinculados al depósito. Algunos tienen más riesgo que otros, o es mejor invertir en ellos a muy largo plazo.
Además, las condiciones de los depósitos estructurados pueden variar porque dependen de las entidades financieras. Así, algunos pueden no ofrecer la recuperación total del capital invertido o no garantizar una rentabilidad mínima, mientras que otros sí pueden tener estas condiciones. Por otro lado, elige siempre un depósito que esté adherido a un Fondo de Garantía de Depósitos nacional, de esta forma, hasta 100.000 euros por cliente y banco están protegidos.
A continuación puedes ver las principales diferencias entre un depósito estructurado y un depósito a plazo fijo:
Rentabilidad: un depósito estructurado ofrece una rentabilidad variable que depende de uno o varios activos o índices, mientras que en un depósito a plazo fijo es fija. El primero puede ofrecer una rentabilidad más alta (aunque dependerá de la evolución de los activos), y el segundo da al inversor un beneficio más bajo que conoce de antemano.
Riesgo: la rentabilidad y el riesgo siempre están relacionados entre sí. Una renta variable implica más riesgo que una renta fija. De hecho, los depósitos a plazo fijo son productos de bajo riesgo, en concreto, tienen un indicador de riesgo de 1 sobre 6 y hasta 100.000 euros por cliente y banco están protegidos por el Fondo de Garantía de Depósitos nacional.
Conocimientos mínimos: un depósito estructurado es un producto de ahorro e inversión, por lo que es más complejo y puede ser recomendable contar con la ayuda de un experto. En cambio, un depósito a plazo fijo es un producto para ahorradores muy sencillo y fácil de contratar.
Para entender cómo funciona un depósito estructurado vamos a poner un ejemplo. Imagina que contratas uno con inversión en bolsa, rentabilidad variable y garantía de devolución del capital. Depositas 30.000 euros con un plazo de vencimiento de un año y medio. Después de esos 18 meses, si las acciones de referencia han cumplido las condiciones que se indican en el contrato, conseguirás la rentabilidad máxima. De no ser así, obtendrás una ganancia inferior o te quedarás sin beneficio.
Por ende, si las acciones tienen un valor superior al inicial, ganarás un porcentaje que varía según la diferencia entre el valor inicial y el final. Si tienen un valor inferior, la rentabilidad será del 1 o 0 %. Y al tener tu capital garantizado, no perderás dinero.