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Es muy importante que conozcas la deflación si estás pensando en invertir. A continuación, te contamos qué es, sus causas, consecuencias, y las medidas que toman los gobiernos para combatirla.
La deflación es la caída del nivel general de precios de los bienes y servicios de un país. Se calcula con el Índice de Precios de Consumo.
Es lo contrario a la inflación y tiene dos causas: la reducción de la demanda y el exceso de oferta.
Afecta negativamente a la economía: desincentiva la demanda, disminuye los ingresos de las empresas y aumenta el desempleo.
Es recomendable que los ahorradores contraten productos de ahorro como depósitos a plazo fijo y cuentas de ahorro para compensar la pérdida de valor del dinero por las políticas monetarias para combatirla.
La deflación es la caída general y continuada de los precios en un país, por ende, es el fenómeno económico opuesto a la inflación. Pero ¿cómo se calcula esa caída? Para calcular la caída de los precios se toma como referencia el nivel de precios de una cesta representativa de los bienes y servicios consumidos por una familia. Generalmente, se utiliza el Índice de Precios de Consumo (IPC).
Por otro lado, con la deflación se crea un círculo vicioso en la economía porque puede llevar a una reducción del gasto y la inversión. Y es que, si cae la demanda de productos y servicios, las empresas reducen sus beneficios y aumenta el desempleo porque tienen que despedir a parte de la plantilla. Consecuentemente, el crecimiento económico es menor y mientras más gente se quede en paro, más bajará la demanda. Por todo esto, los gobiernos toman medidas para combatir la deflación.
A modo de ejemplo, imagina que quieres comprarte electrodomésticos nuevos para la cocina, pero crees que los precios van a bajar. Decides esperar unos meses para comprarlos por un precio inferior. Si todos los consumidores hacen lo mismo, las empresas tienen que bajar sus precios para aumentar las ventas. Al hacerlo, reducen sus ingresos y eso lleva a bajadas de salarios o despidos.
Son términos opuestos: la inflación es el aumento del nivel general de precios de los bienes y servicios, mientras que la deflación es la caída de esos mismos precios.
En otras palabras, con la inflación el dinero pierde valor porque los consumidores pueden comprar menos cosas con, por ejemplo, 20 euros. En cambio, con la deflación el dinero gana valor, ya que al bajar los precios, los consumidores pueden comprar más con esos 20 euros. Como consecuencia, las medidas que se toman para combatirlas son diferentes, ya que se persigue el objetivo opuesto.
También es importante que no confundas la deflación con la desinflación, que es una inflación moderada o una reducción de la inflación. O dicho de otra forma, la desinflación se produce cuando se aplican políticas monetarias para controlar la subida de los precios de los bienes y servicios (controlar la inflación). Esto significa que la deflación es una inflación negativa, pero la desinflación, aunque es más baja que la inflación, tiene valores positivos.
¿Por qué se produce la deflación? Hay dos causas:
¿Te preguntas cómo impacta la deflación en la economía? Esta tiene un impacto negativo en términos macroeconómicos, que puede ser incluso peor que el de la inflación. Los expertos coinciden en que la reducción en el nivel general de precios genera un círculo vicioso que desincentiva la demanda y disminuye los ingresos de las empresas.
Esto, a su vez, provoca que los precios caigan aún más, y que los consumidores tiendan a retrasar sus compras porque esperan que los precios sigan bajando. Como resultado, las empresas recortan empleos, lo que reduce la renta de las familias y la demanda.
Además, aumenta la carga real de las deudas. Esto, en una economía tan endeudada como la española, supone un problema añadido. Si los precios bajan, el PIB se reduce de forma automática, pero la deuda se mantiene igual, de manera que la deuda crece en términos relativos, aumentando el riesgo país.
Las autoridades consideran cualquier contexto de deflación como peligroso para la economía y por eso toman medidas para evitarla. De hecho, sus políticas van encaminadas a generar cierto nivel de inflación que sea tolerable para la economía. En concreto, utilizan la política monetaria y fiscal:
La deflación no solo afecta a la economía, también a las inversiones. La reducción en el nivel de precios implica un aumento del valor de la moneda. Es como si, de forma automática, todos los ahorradores o inversores, independientemente de si han invertido o no, hubiesen obtenido una rentabilidad equivalente al nivel de deflación.
Por ejemplo, cuando la inflación es del -0,5 %, el nivel general de precios ha caído un 0,5 %, y el poder adquisitivo del dinero se ha incrementado un 0,5 %. Este porcentaje se añade a la rentabilidad obtenida por el inversor, de manera que, si el resultado de una inversión es del 5 %, la rentabilidad real será del 5,5 % dada una inflación del -0,5 %.
En general, la deflación beneficia a los ahorradores e inversores. No obstante, como hemos visto, puede tener un efecto contraproducente sobre la bolsa y otros activos de renta fija, especialmente por su impacto negativo sobre las principales variables macroeconómicas.