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La liquidación de intereses es el pago de los intereses devengados por un producto financiero, como los depósitos a plazo fijo o los títulos de deuda pública con los que el inversor o ahorrador rentabiliza su capital.
En el caso de los depósitos bancarios, el interés es la rentabilidad o rendimiento que el banco ofrece a los ahorradores por haber prestado su dinero por un periodo de tiempo determinado. Posteriormente, el banco utilizará este dinero para prestarlo a otras personas o empresas.
Es el pago de los intereses devengados de un producto de ahorro o inversión, como un depósito a plazo fijo o los Bonos del Estado del Gobierno español.
Se puede realizar de varias formas, mensual o anualmente, o cada varios meses (bimestral, trimestral o semestral).
El cálculo de la liquidación de intereses se hace con la TAE. Sin embargo, si el pago no es anual, también hay que aplicar el tipo de interés efectivo.
Las ganancias obtenidas tributan en el IRPF como rendimientos del capital mobiliario en la base imponible del ahorro.
La liquidación de intereses puede realizarse de varias formas. Aunque lo más habitual es que se haga de forma anual, los intereses también pueden abonarse mensualmente o de manera bimestral, trimestral o semestral, es decir, cada dos, tres o seis meses.
En algunos instrumentos de renta fija se aplica el llamado cupón cero, una opción mediante la cual no se abonan intereses cada cierto tiempo, sino que se liquidan de golpe en el plazo de vencimiento junto con la devolución del principal. El cupón cero no suele ser habitual, aunque algunos países sí lo aplican en sus productos de deuda pública.
También se puede aplicar la liquidación de intereses por adelantado, cuando el banco paga en el momento de la imposición del depósito o a los pocos días. No obstante, casi ninguna entidad bancaria lo ofrece.
Devengo y liquidación son dos términos diferentes, aunque habitualmente se utilizan de forma indiferente. Así, mientras el devengo es un concepto contable que determina el nacimiento del derecho de cobro de los intereses de un depósito bancario o de otro instrumento financiero, la liquidación es el cobro en sí mismo.
Cuando contratas un depósito a plazo fijo adquieres el derecho a cobrar intereses y, al mismo tiempo, el banco tiene la obligación de pagarlos. Es decir, existe un devengo de intereses. Sin embargo, hasta que no transcurra el plazo pactado en el contrato, no se liquidarán en tu cuenta corriente.
El cálculo de la liquidación de intereses se hace en función de la TAE (tasa anual equivalente), el porcentaje de ganancia del instrumento de renta fija respecto al nominal. Si, por ejemplo, un ahorrador tiene en un depósito a plazo fijo 10.000 € y su TAE es del 1 %, los intereses devengados anualmente serán 100 €.
Sin embargo, como hemos visto, la liquidación de intereses puede producirse en varios periodos de tiempo. En este caso, habría que aplicar una fórmula matemática financiera, el tipo de interés efectivo (TIE), que se utiliza para adaptar una tasa nominal a los diferentes periodos de liquidación.
La fórmula es la siguiente:
TIE = (1+i/n)^n – 1.
Siendo i la tasa de interés nominal y n el número de periodos en los que se liquidan los intereses.
Para entenderlo mejor, imagina que la tasa de interés nominal (i) es de un 1 % y el número de periodos (n) es 12 (liquidación mensual de intereses). Para un capital de 10.000 €, la liquidación de intereses anual sería de 100,45 €. Si fuese un único pago anual, los intereses serían de 100 €, igual que con el tipo nominal.
La liquidación de intereses tributa en el Impuesto Sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). En concreto, se consideran rendimientos del capital mobiliario y el contribuyente deberá añadirlos a su base imponible del ahorro.
El tipo al que tributa dependerá de las ganancias obtenidas, con los siguientes tramos:
Los bancos aplicarán la retención correspondiente en función de las ganancias del contribuyente en el momento de la liquidación de intereses, de manera que el ahorrador, en realidad, recibirá la parte de los intereses una vez descontados los impuestos correspondientes. Posteriormente, el contribuyente deberá regularizar sus ingresos en la declaración de la Renta.
Siguiendo con el ejemplo anterior, suponiendo que la liquidación de intereses se realiza una vez al año, el ahorrador recibirá 81 € netos. El 19 % de esas ganancias (19 €) será la retención de Hacienda.
Si abres un depósito bancario en una entidad europea con Raisin, puede que tengas que presentar tu certificado de residencia fiscal, de esta forma, no pagarás impuestos en el país de la entidad bancaria.