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¿No tienes claro qué son los mercados financieros? Este es un término económico muy importante que debes conocer, por eso, en este artículo te explicamos en qué consisten, los tipos que hay, así como sus características y funciones y todo lo que debes saber al respecto.
Son el lugar en el que oferentes y demandantes compran y venden activos financieros. Los oferentes porque quieren obtener financiación y los demandantes porque quieren rentabilizar su dinero. Además, intervienen otros dos agentes: intermediarios y reguladores.
Hay dos tipos: mercado primario y mercado secundario. Sin embargo, también se pueden clasificar según los tipos de activos: mercado monetario, mercado de capitales, mercado de materias primas, mercado de valores, mercado de divisas, mercado de derivados financieros, mercado interbancario y mercado de criptomonedas.
Proporcionar un lugar para la compraventa, establecer los precios de los activos, ofrecer liquidez, reducir los plazos y los costes de intermediación y favorecer la asignación eficiente de recursos son sus funciones principales.
Son transparentes, amplios, flexibles y globales. Sin embargo, la rentabilidad y el riesgo varían según el mercado financiero y los activos elegidos para invertir. Si eres un inversor conservador, productos como las cuentas de ahorro y los depósitos a plazo fijo se ajustan más a tu perfil.
Un mercado financiero es un lugar, físico o virtual, en el que se compran y venden activos financieros. Por ende, es un punto de encuentro entre oferentes y demandantes, el lugar donde se ponen en contacto las personas que quieren invertir y las personas o entes que buscan financiación.
Su objetivo es que los demandantes encuentren productos con los que ahorrar e invertir, y que los oferentes hallen la financiación que buscan de la forma más eficiente y transparente posible.
Además, un mercado financiero sirve para establecer los precios, es decir, los precios de los activos se fijan según la oferta y la demanda. También garantiza la liquidez que necesita el sistema y, en general, ayuda a los agentes económicos a obtener los recursos financieros que necesitan para financiar su actividad.
Anteriormente, la actividad de los mercados financieros se desarrollaba en lugares físicos concretos, donde se daban las órdenes de compra y venta. Sin embargo, con la aparición y el desarrollo de las nuevas tecnologías, hoy en día se puede acceder a ellos de forma fácil desde el móvil o el ordenador, a través de plataformas telemáticas.
Dada su importancia, su complejidad y el éxito que han alcanzado a lo largo del siglo XX, están fuertemente regulados y supervisados tanto por los bancos centrales como por las diferentes instituciones reguladoras, como el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Existen dos tipos de mercados financieros principales:
Mercado primario: o de emisión, donde se emiten valores negociados. En este mercado, por ejemplo, se emiten los títulos de deuda pública o los bonos corporativos.
Mercado secundario: o de negociación, donde se compran y venden los activos emitidos en el mercado primario. El mercado secundario más conocido es la bolsa de valores, donde se negocian en tiempo real algunos valores, como las acciones de empresas, instrumentos de renta fija o derivados financieros, entre otros.
Sin embargo, también se pueden clasificar según el tipo de activos negociados. A continuación puedes ver los principales tipos y algunos ejemplos de mercados financieros:
Mercado monetario: es el mercado que emite instrumentos de financiación a corto plazo y de gran liquidez, por ejemplo, deuda pública emitida por el Tesoro Público, como las Letras del Tesoro, pagarés de empresa, etc.
Mercado de capitales: es donde acuden las empresas y los gobiernos a obtener capital a medio y largo plazo. Los activos pueden ser de renta variable o fija. Un ejemplo son los Bonos del Estado, o las Obligaciones del Estado, valores que emite el Gobierno español a medio y largo plazo, respectivamente.
Mercado de materias primas: es el lugar donde se negocian materias primas, como el oro o el petróleo.
Mercado de valores: también conocido como bolsa de valores, es donde las empresas ofrecen sus acciones. Cuando un inversor adquiere una acción de una empresa, lo que está haciendo es comprar una participación como inversión a largo plazo. Un ejemplo es la Bolsa de Madrid, el principal mercado de valores de España y donde se puede negociar en las acciones de las principales empresas españolas.
Mercado de divisas o forex: aquí se realiza el intercambio de monedas extranjeras, por ejemplo, el euro por el dólar americano. Fija el tipo de cambio de divisas y es uno de los mercados financieros más grandes del mundo.
Mercado de derivados financieros: es el mercado donde se negocian productos derivados, es decir, activos cuyo valor depende de otros activos. Por ejemplo, contratos por diferencia o contratos de futuros.
Mercado interbancario: aquí los bancos se prestan dinero unos a otros. Para ello, establecen un interés para el dinero prestado.
Las subidas y bajadas de los mercados financieros responden a varios factores:
Los indicadores económicos de un país, como la inflación, la tasa de desempleo o el PIB.
Los resultados empresariales.
Eventos políticos y naturales, como desastres naturales, tensiones entre países, etc.
La política monetaria y los tipos de interés de los bancos centrales.
El sentimiento del mercado: las decisiones de compraventa de los inversores.
Los mercados financieros son como cualquier otro mercado, y tienen las siguientes funciones:
Proporcionan un lugar para la compraventa: ponen en contacto a los que quieren comprar un activo financiero con los que quieren venderlo.
Establecen los precios de los activos: los precios se establecen en función de la oferta y la demanda del activo.
Ofrecen liquidez a los activos financieros: al ponerlos al alcance de ahorradores e inversores.
Reducen los plazos y los costes de intermediación: facilitan una mayor circulación de los activos y algunos se pueden comprar directamente en el mercado primario.
Favorecen la asignación eficiente de recursos: para así reducir los costes de intermediación y los plazos.
Los siguientes agentes son los que participan en ellos:
Oferentes: son los que ofrecen instrumentos para comprar, por ejemplo, los gobiernos que venden bonos o las empresas que emiten acciones. Su fin es conseguir financiación.
Demandantes: son los que quieren comprar los instrumentos que ponen a la venta los oferentes. Por ejemplo, un inversor que invierte en el mercado de divisas. Su objetivo es rentabilizar el capital, ya sea a corto, medio o largo plazo.
Intermediarios: empresas o agentes que ponen en contacto a los oferentes y a los demandantes, como un bróker que permite al oferente vender sus activos en su plataforma y al demandante comprarlos. Por tanto, facilitan la compraventa de los activos financieros.
Los mercados financieros funcionan por la ley de la oferta y la demanda, es decir, cuanta más demanda tenga un activo, más subirá su precio.
Hace años se operaba en ellos de manera presencial, sin embargo, con el desarrollo de la tecnología, hoy en día existen cientos de intermediarios que ofrecen activos, por ejemplo, a través de plataformas o brókeres. Además, esto ha hecho que cualquier persona pueda invertir y aprender lo esencial para comprar o vender en un mercado financiero.
Ya que hay más opciones que nunca, el inversor no solo elige los activos en los que quiere invertir, sino también la rentabilidad, el riesgo y la liquidez. Recuerda que estos tres términos están relacionados entre sí, los activos con más riesgo y menos liquidez, suelen ser los más rentables.
Estas son sus características principales:
Transparentes: los activos son transparentes, en otras palabras, cualquier inversor puede obtener toda la información que necesita sobre ellos de una forma fácil y rápida.
Amplios: un mercado financiero tiene mucha amplitud, a saber, cuenta con muchos instrumentos en los que operar y muchos inversores acuden a él.
Flexibles: no existen barreras de entrada ni para la compra ni para la venta de activos. Por tanto, se pueden llevar a cabo transacciones de forma flexible. Esta flexibilidad también está en los precios, que se establecen en función de la oferta y la demanda.
Globales: gracias al desarrollo tecnológico suelen ser globales, esto es, se puede acceder a ellos desde todo el mundo siempre que se tenga conexión a Internet.
Como ya hemos mencionado, su volatilidad hace que los activos tengan un precio en función de la oferta y la demanda. Normalmente, el precio de los activos fluctúa en base a las expectativas de los inversores sobre sus futuros rendimientos, lo que hará que sean más baratos o más caros en el futuro.
En condiciones normales, los precios son bastante estables. Sin embargo, en situaciones de incertidumbre, las cotizaciones pueden oscilar de manera significativa. En estos casos, se dice que los mercados son muy volátiles, o que están sufriendo mucha volatilidad.
En resumen, los mercados financieros son el lugar de encuentro para la compraventa de activos financieros. Aunque hay muchas opciones entre las que elegir, si eres un inversor de perfil conservador y quieres rentabilizar tus ahorros, también puedes optar por productos de ahorro de bajo riesgo, como los depósitos y las cuentas remuneradas, que tienen un indicador de riesgo de 1 sobre 6 y, a diferencia de los activos financieros que hemos mencionado, hasta 100.000 euros por depositante y banco están protegidos por el Fondo de Garantía de Depósitos nacional.
En cualquier caso, recuerda que la mejor estrategia es la diversificación, por lo que puedes elegir invertir en varios mercados financieros y contratar varios productos de ahorro para equilibrar el riesgo de tu cartera.