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La política monetaria es el principal instrumento que tienen los bancos centrales para controlar la situación económica de un país o región. A nivel europeo, la política monetaria es diseñada por el Banco Central Europeo, pero es el Banco de España el encargado de ejecutarla.
Las políticas monetarias son las decisiones y medidas que toma la autoridad monetaria de un país, como el BCE y los bancos centrales, para influir en la liquidez y el precio del dinero.
Se implementan con varios objetivos: controlar la inflación, mejorar la balanza de pagos, impulsar el crecimiento económico y reducir el paro.
Existen diferentes tipos. Según los objetivos, expansivas o restrictivas; según los instrumentos, convencionales o no convencionales. Los instrumentos más utilizados son las operaciones de mercado abierto, las facilidades permanentes y el coeficiente de caja.
Determinan los tipos de interés del mercado. En otras palabras, impactan la TAE de hipotecas, préstamos, depósitos a plazo y cuentas de ahorro.
A través de la política monetaria, los países tratan de controlar la oferta de dinero, sobre todo controlando los tipos de interés. Esto tiene una influencia directa sobre las principales variables macroeconómicas, fundamentalmente la inflación, el desempleo y el crecimiento económico. En consecuencia, los principales objetivos de la política monetaria son los siguientes:
Controlar la inflación para garantizar un crecimiento económico sin que se disparen los precios. En general, en épocas de crecimiento económico, el objetivo es reducir los estímulos monetarios para que la inflación no repunte. En cambio, cuando hay crisis económicas, y con el fin de evitar la deflación, los bancos centrales suelen estimular la oferta de dinero mediante políticas monetarias expansivas. En el caso del Banco Central Europeo, su objetivo es que la inflación se sitúe en un entorno estable del 2 % anual.
Mejorar la balanza de pagos, es decir, la diferencia entre las exportaciones y las importaciones de un país. Normalmente, esto se consigue mediante una devaluación de la moneda si la balanza comercial es deficitaria, o una revaluación si hay superávit.
Impulsar el crecimiento económico, generalmente, a través de políticas monetarias expansivas que no disparen la inflación.
Las políticas monetarias se pueden clasificar de dos formas:
Política monetaria expansiva: se suele utilizar en periodos de crisis económicas. Consiste en aumentar la cantidad de dinero, bajando los tipos de interés en una zona para impulsar la inversión, el crecimiento económico y reducir el desempleo.
Política monetaria restrictiva: se utiliza para bajar la inflación que produce el crecimiento económico. Su objetivo es disminuir la cantidad de dinero, subiendo los tipos de interés para reducir la inversión y el consumo. La subida de tipos por parte del Banco Central Europeo en 2023 es un buen ejemplo de este tipo de política monetaria.
Política monetaria convencional: es la que usa los instrumentos habituales para controlar la cantidad de dinero en una economía, como los tipos de interés o la previsión de liquidez.
Política monetaria no convencional: se puso de moda a raíz de la crisis subprime en Estados Unidos. Este tipo de políticas se utilizan cuando los instrumentos convencionales no funcionan, y suelen ser mecanismos más agresivos para solucionar problemas transitorios de liquidez en la economía.
Para llevar a cabo la política monetaria, los bancos centrales cuentan con una serie de instrumentos, tanto convencionales como no convencionales. Tradicionalmente, los más utilizados han sido las operaciones de mercado abierto, las facilidades permanentes y el coeficiente de caja.
Son aquellas que permiten controlar los tipos de interés oficiales de una zona económica para gestionar la liquidez y orientar la política económica. Pueden tener diferentes plazos y vencimientos:
Operaciones principales de financiación: tienen carácter regular, periodicidad semanal y vencimiento a una semana.
Operaciones de financiación a más largo plazo: con periodicidad mensual y vencimiento a tres meses.
Operaciones de ajuste: no cuentan con una periodicidad concreta, sino que se realizan de manera específica de acuerdo a una situación transitoria de liquidez del mercado.
Operaciones estructurales: también sin periodicidad, tienen como objetivo solucionar un problema estructural de liquidez en la economía.
Su objetivo es absorber liquidez y controlar los tipos de interés del mercado a un día. Existen dos tipos de instrumentos:
Facilidades permanentes de crédito: permiten que los bancos comerciales puedan obtener liquidez a un día de los bancos centrales nacionales contra activos de garantía.
Facilidades permanentes de depósito: permiten a las entidades realizar depósitos a un día en los bancos centrales nacionales.
Es la cantidad de dinero que las entidades están obligadas a depositar en el banco central en relación con sus depósitos. En Europa, el coeficiente de caja es del 1 %, lo que quiere decir que las entidades están obligadas a depositar en el BCE el 1 % del total de sus depósitos.
La política monetaria tiene un impacto importante en los tipos de interés, tanto en la oferta como en la demanda. Por tanto, determina la TAE de las hipotecas y de los depósitos a plazo fijo.
Siguiendo con el ejemplo de la subida de tipos del BCE en 2023, muchas entidades financieras aumentaron la TAE de sus productos de ahorro, como depósitos y cuentas remuneradas. Esto significa que los ahorradores pueden obtener una rentabilidad más elevada con su capital.