Cada vez más inversores se interesan por la inversión sostenible. Pero ¿qué es exactamente y en qué se diferencia de otros tipos de inversión? Sigue leyendo y descubre esto y más con Raisin.
Es una inversión con activos elegidos según criterios ambientales, sociales y de buen gobierno.
Puede ofrecer una rentabilidad a largo plazo, y es una forma de contribuir a mejorar la sociedad y el medio ambiente.
Un ejemplo de este tipo de inversión es un bono verde o un fondo de inversión sostenible.
El greenwashing consiste en presentar un producto más sostenible de lo que es.
Una inversión sostenible es aquella en la que los activos financieros se seleccionan según varios criterios que defienden la sostenibilidad:
Criterios ambientales (A): relacionadas con el cambio climático, su impacto en el planeta y el respeto por el medio ambiente.
Criterios sociales (S): las condiciones laborales de una empresa, si defiende los derechos de los trabajadores, etc.
Estas son las ventajas principales de elegir una inversión sostenible:
Rentabilidad a largo plazo: una inversión financieramente sostenible puede darte una ganancia sólida en el largo plazo.
Contribución al bienestar social y ambiental: al invertir de forma sostenible, contribuyes a que la sociedad y el medio ambiente mejoren. De hecho, también existe deuda pública verde, en el caso de España, los bonos verdes.
Transparencia: suelen ser productos de ahorro e inversión transparentes, por lo que el inversor puede acceder a la información del producto de forma fácil. Esto significa que comparar tipos de interés, rentabilidades potenciales e indicadores de riesgo es sencillo.
Una inversión sostenible no implica que ofrezca menos rentabilidad. Al igual que en cualquier inversión, la ganancia y el riesgo dependen de los activos que tenga la cartera de inversión. Por lo general, a mayor riesgo, más ganancia puede darte una inversión, pero más dinero puedes perder.
Asimismo, con una inversión sostenible se puede obtener una rentabilidad, pero también crea un impacto positivo en la sociedad.
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Una inversión sostenible no solo tiene como fin obtener una rentabilidad, sino también seguir los criterios mencionados arriba para impactar a la sociedad de forma positiva. O en otras palabras, su objetivo es generar una ganancia económica y producir efectos sociales o ambientales que sean positivos y medibles.
Además, una inversión sostenible puede utilizar los criterios ASG para analizar y seleccionar los activos de una cartera para obtener más beneficio a largo plazo, y beneficiar a su vez a la sociedad al impactar en el comportamiento de las empresas.
Para ser un inversor sostenible debes elegir activos que sigan los criterios ASG, por ejemplo, invertir en fondos de inversión socialmente responsables. Como hay varias alternativas de inversión, quizá puedes comenzar por identificar esos principios y causas que te gustaría apoyar.
A modo de ejemplo, si te preocupa el cambio climático, puedes invertir en empresas que se dediquen a combatirlo.
El greenwahing es el término que se utiliza para hacer referencia a las compañías que mienten sobre sus prácticas para parecer más sostenibles. Tal es el caso de algunos cripto activos que se presentan como criptomonedas rentables y verdes, cuando no lo son.
De este modo, el greenwashing es una táctica fraudulenta para atraer a más inversores, y puede consistir en presentarse como inversiones verdes con afirmaciones erróneas, datos falsos, etc.